Así como Dios creó la tierra como un lugar para que viviera y
adquiriera experiencia, también lo creó a usted. Y le dio un cuerpo de
carne y hueso a imagen de Su cuerpo glorificado. En el Antiguo
Testamento, Dios dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Génesis 1:26). Jacob declaró que había visto a Dios “cara a cara” (Génesis 32:30). Moisés también habló con Dios “cara a cara, como habla cualquiera con su prójimo” (Éxodo 33:11). En el Nuevo Testamento, cuando el Cristo resucitado se apareció a Sus apóstoles, les dijo: “palpad y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo” (Lucas 24:39).
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es
el nombre oficial de la religión comúnmente conocida como la Iglesia Mormona. Creemos, en
primer lugar, que Jesucristo es el Salvador del mundo y el Hijo de Dios.
Jesucristo es el Salvador del mundo y el Hijo
de Dios. Él es nuestro Redentor. La Santa Biblia nos enseña que la madre
de Jesucristo fue María, que Su padre en la tierra fue José, que nació
en Belén y creció en Nazaret, y que trabajó como carpintero con José.
Cuando cumplió los 30 años, empezó un ministerio de tres años durante
los que enseñó, bendijo y sanó a las personas de la Tierra Santa.
Asimismo, organizó Su Iglesia y dio a Sus apóstoles “poder y autoridad” (Lucas 9:1) para ayudarle en Su obra.